
El surf en Nigeria se practica entre oleoductos y petroleros
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Por:AFP
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Publicado:25 Mayo 2023
Tarkwa Bay (Nigeria) (AFP) -
Ni el fuerte oleaje ni el incesante paso de los petroleros perturba a Michael Gabriel y a sus amigos cuando se lanzan, con la tabla bajo el brazo, a la búsqueda de las olas para surfear en las aguas más contaminadas de Lagos.
En Tarkwa Bay, una pequeña aldea de pescadores pegada al titánico puerto de la capital económica de Nigeria, el surf se ha convertido en los últimos años en una válvula de escape para los jóvenes.
En medio de las olas, la banda de surfistas multiplica las figuras bajo los hurras de sus compañeros, con ocasión de la segunda competición nacional de surf organizada en este país del África del oeste, donde este deporte está aún en pañales.
Lejos de los grandes centros del surf africano, como Senegal, Sudáfrica o Marruecos, Michael (20 años) está decidido a convertirse en un 'campeón' para no sólo representar a Nigeria, sino 'a todo el surf africano', dice con los ojos brillantes llenos de esperanza.
'Quizás no hoy ni mañana, pero un día yo seré campeón', dice convencido en la orilla, donde niños de apenas seis años se ejercitan ya sobre trozos de madera.
Hace siete años que Michael se entrena cada día para alcanzar su sueño, como decenas de adolescentes de esta comunidad que carece de escuela y de centro de salud y que vive fundamentalmente gracias al turismo, ya que su aldea y su playa, accesibles solo por barco, es uno de los pocos lugares de ocio de la megalópolis, que con 20 millones de habitantes, carece de espacios. Los ricos nigerianos y los extranjeros van allí cada fin de semana para relajarse.
Fue de hecho gracias a estos visitantes que aparecieron las primeras tablas de surf en esa playa hace más de quince años... Antes de conquistar el corazón de los jóvenes de Tarkwa.
'Amo surfear, porque desde que estoy en una ola me siento bien y olvido todos mis problemas', confía Michael.
Fue el surf, hace tres años, lo que le permitió superar el traumatismo que le supuso la expulsión forzada y la demolición de su casa por los militares nigerianos, cuenta el joven.
- 'Bulldozers' y demoliciones -
Una mañana de enero de 2020, soldados de la marina llegaron con sus 'bulldozers' y dieron una hora a los miles de habitantes de Tarkwa Bay para recoger sus pertenencias y abandonar el lugar.
'Demolieron todas nuestras casas. Dijeron que era consecuencia de los oleoductos vandalizados, que había demasiado combustible (robado) y destruyeron nuestra isla', recuerda el joven.
El ejército acusó entonces a la comunidad de participar en el robo de combustible en los oleoductos que bordean la laguna y alimentan de gasolina a todo el oeste de Nigeria. El país de 215 millones de habitantes es el sexto productor del petróleo del mundo, pero cerca de la mitad de la población viven en la extrema pobreza.
Tras la evacuación, la mayoría de los habitantes de Tarkwa regresaron y se volvieron a instalar sobre las ruinas de sus casas, aún visibles tres años después.
'Luchamos por tener un cobijo, por comer, por tener una buena vida', reivindica Michael, que desde aquel día no deja de 'surfear para olvidar todo el resto'.
'El surf ha dado mucha esperanza a estos jóvenes, algunos de los cuales están desesperados y no tienen nada que hacer en todo el día', asegura el presidente de la Federación Nigeriana de Surf, Adewale Fawe, quien está convencido que 'el surf puede convertirse en algo positivo en sus vidas y aleja a estos jóvenes de la criminalidad, de la toxicomanía'... Y por qué no cambiar también la imagen de esta comunidad y evitar así futuras expulsiones.
Adewale Fawe sueña con desarrollar el surf en otras localidades del país, como Bayelsa, en el delta del Níger, donde los habitantes viven en la indigencia y la violencia, además de estar en uno de los lugares más contaminados del mundo tras décadas de explotación petrolífera.
Y puestos a soñar, que alguno de estos jóvenes pueda representar un día a Nigeria en unos Juegos Olímpicos.
Pero los desafíos son inmensos para popularizar esta disciplina, sobre todo por la falta de tablas de surf, demasiado costosas, explica el dirigente.
Los mejores surfistas de Tarkwa han recibido tablas como regalo de particulares, asociaciones o grandes marcas del surf, pero todavía falta muchísimo material.
Hasta ahora funciona la solidaridad: 'Cuando no estamos en el agua, prestamos la tabla a los más pequeños para que puedan practicar', dice Michael, rodeado de un grupo de niños que le mira con admiración. Para ellos, Michael ya es un campeón.